Destripando los medios
Conclusiones de la semana
La información que proporcionan los medios de comunicación facilita la interacción social. Muchas de las conversaciones del día a día giran en torno a noticias que, en principio y por proximidad, no nos afectan. Es curioso cómo los medios conforman los intereses y preocupaciones de la opinión pública y crean un acervo común de conocimientos que hacen mucho más accesible la socialización. Lo que ocurre es que cuando un tema se convierte en una moda informativa y los medios lo tratan durante mucho tiempo, la gente se vuelve inmune a él, a pesar de que tenga una gran importancia, como ha ocurrido con las revueltas árabes. Ahí es cuando comenzamos a hablar de temas intrascendentes. Resulta llamativo que los medios publiquen una noticia catastrófica al lado de otra que podríamos denominar de “cotilleo”. Parece que dan una de cal y otra de arena para suavizar la verdad. Es como si te dijesen: pasan cosas muy malas en el mundo, pero tranquilo, llegarás a casa y la vida sigue igual.
La influencia de los medios de comunicación en nuestras relaciones interpersonales es destacada. Como hemos observado a lo largo de la semana muchas de las cosas que comentamos proceden de Internet y la televisión, principalmente. En Internet, las redes sociales nos ayudan a integrarnos en la sociedad y a fortalecer vínculos comunicativos con en el entorno que nos rodea. Aunque debemos tener en cuenta que detrás de este lúdico entretenimiento a veces se ocultan otros intereses. El estado obsesivo al que llegan muchos usuarios de estos nuevos modelos de comunicación los conduce al aislamiento social. De este modo, el usuario vuelca información de índole personal en la red sin conocer quién indagará en su perfil.
La importancia de la imagen en la sociedad contemporánea se refleja perfectamente en estas redes comunicativas, pues la gente cuelga todo tipo de tonterías y ridículas poses – las hay de todo tipo: filosóficas, de maniquí… Esa necesidad de integración que buscamos ávidamente nos impulsa a contar toda nuestra vida e inmortalizar cada instante para elevar la malograda autoestima.
En cuanto a la televisión, el mass media por antonomasia, se ha convertido paulatinamente en una forma de catarsis que sólo busca entretener al espectador. La programación de los canales de televisión es casi clónica: el mismo formato y contenido. En la actualidad los medios de comunicación buscan la información sensacionalista sin tener en cuenta el daño que pueden causar. La televisión es uno de los medios con mayor incidencia en nuestras interacciones. Cualquier programa, película, serie, partido de fútbol e informativo es una excusa perfecta para entablar una conversación.
La banalización de los temas en los medios de comunicación cada vez se hace más manifiesta. Los informativos parecen ser un cajón de sastre en los que caben desde los muertos por las revueltas sociales en Libia, hasta las operaciones de cirugía estética que se hacen las famosas y las relaciones sentimentales de los futbolistas. Precisamente el fútbol se está convirtiendo en otro espectáculo más que se aleja de lo que podríamos llamar información o, en este caso, información deportiva. En la sección de deportes se emiten vídeos de humor, chistes y demás características de un magazine. Pero esta tendencia, lejos de suponer un tiempo muy corto dentro del informativo, suele durar igual o más que la información general (caso de Cuatro). Esto lleva a preguntarse si ha muerto el periodismo en televisión en aras de un “espectáculo informativo”.
La débil frontera entre la ética y el deber profesional se desvanece bajo la dictadura de la audiencia y de los dictámenes económicos. Ponemos por caso las fotografías que se difundieron en El Mundo y en La Sexta Noticias de la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, tras someterse a una delicada operación.
Otra de las conclusiones que debemos reseñar es la pregunta de si es lícito cualquier medio para conseguir la verdad. Con la confesión que consiguió Telecinco de la mujer de Santiago del Valle por el caso Mari Luz la opinión pública, lejos de alabar la gran labor informativa de la reportera, ha puesto en tela de juicio que el periodismo se convierta en un tribunal público, en el que escudándose en la importancia de la consecución de la verdad se nos olvida la forma, rememorando aquélla frase tan famosa de Maquiavelo.
La radio es el medio que menos influye en nuestras vidas, al contrario que la televisión e Internet. Más bien en casos puntuales y siempre para escuchar magazines o programas deportivos. La consumimos habitualmente en grupos, por lo que durante el período de tiempo que se mantiene encendida, comentamos lo que se emite. De esa forma, la radio favorece nuestra interacción con los demás, aunque en menor medida que los otros medios debido a nuestro reducido tiempo de exposición a ella.
Consultamos la prensa en lugares de reunión, principalmente en cafeterías. De esta forma, las noticias se convierten en tema de conversación y debate, incluso entre desconocidos, con otros clientes de la cafetería y los propios empleados.
Es posible que por motivo de su saturación, la publicidad cada vez incida menos en nuestras relaciones personales, aunque sí en las comerciales, las que, al fin y al cabo, son su fin último. Creemos que pocos anuncios consiguen ser fenómenos sociales o conformar expresiones que utilicemos en la cotidianeidad. Durante esta semana, hemos comprado diferentes productos anunciados en televisión, conscientes de que la compra ha sido motivada por la promoción mediática del producto.
Somos conscientes de que el cine tiene una gran influencia sobre nuestras relaciones personales. Crea vínculos relacionales que generan experiencias comunes y, de esa forma, facilitan la interacción social. Es un buen elemento para mantener una conversación, como de hecho, lo ha sido. Durante una tarde, una película francesa, “Toda la culpa es de mi madre”, propició un debate entre los miembros del grupo sobre los valores de la familia y la ética social.
Al igual que ocurre con la televisión, leemos literatura de todo tipo, pero nuestras conversaciones suelen versar sobre la de “ficción”. Libros como Crepúsculo, True Blood, Harry Potter o Crónicas Vampíricas suelen centrar nuestras charlas, a pesar de que durante la semana de análisis hemos leído libros como: Por qué no soy cristiano, Arabella, El hombre unidimensional y Memorias dun neno labrego.
Una vez más, y a modo de conclusión, creemos que, a pesar de que los medios conforman nuestra visión de la realidad, a menudo los utilizamos para evadirnos de ella, utilizando los contenidos más banales que encontramos en ellos.
Grupo TGP 4V
Posted on 10 Marzo, 2011, in Sen clasificar and tagged Consumo de medios, Participación (TGP´s). Bookmark the permalink. 1 comentario.
Se nota que habéis seguido los medios y que sacasteis conclusiones (realmente interesantes) de ellos. Una buena redacción (quizá podría ser un poco más amena) pero se suple con los ejemplos y los apoyos audiovisuales que lo hacen más ligero.