La seguridad tiene un precio
En esta obra de Zygmunt Bauman, la comunidad es <<una de esas palabras que producen una buena sensación>>. A modo de utopía, eso sí, esta comunidad acaba representando para todos nosotros el tipo de sociedad que profundamente buscamos pero al que no podemos acceder.
Como bien dice el autor, todos pagamos un precio por estar en una determinada comunidad. Ella nos promete seguridad, pero también, a cambio, debemos privarnos de nuestra libertad, de comportarnos como nosotros mismos.
Del mismo modo que ambos valores no encuentran un equilibrio armónico, los debates entre la comunidad y la individualidad tampoco lo harán, al menos no en un principio.
No sólo estas percepciones individuales son analizadas por Bauman. El Estado también aparece como fuente de poder, emulando la protección que nos proporciona la comunidad, así como también sus debilidades e ineficacia en muchos casos.
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Posted on 25 Abril, 2011, in Documentos and tagged Club de lecturas, Documentos. Bookmark the permalink. 2 Comentarios.
Está claro que Bauman introduce unos conceptos y debates muy interesantes. Centrándonos en lo primero que planteáis, que la comunidad otorga protección a cambio de la libertad individual. Esto podría debatirse larga y profundamente, pero resumiré planteando nuestras dudas en un par de preguntas: ¿qué tipo de protección otorga la comunidad al individuo, según Bauman? Es decir, si el autor se refiere principalmente a protección física (el Estado otorga cuerpos de seguridad para mantener la paz en la comunidad, que en teoría defenden a los ciudadanos), o si se refiere a algo más espiritual o interiorizado (el individuo no puede sobrevivir como ser humano sin una comunidad que satisfaga sus necesidades comunicativas).
La otra pregunta surge a raíz de una frase vuestra “pero también, a cambio, debemos privarnos de nuestra libertad, de comportarnos como nosotros mismos”. Esta afirmación sugiere que la comunidad oprime al individuo. Suponemos que esa opresión son las normas sociales consideradas casi lógicas por la gran mayoría de las personas. Si nos preguntárais a nosotros, no diríamos que la comunidad coarta nuestra libertad, ya que no tenemos por hobbie ir tirando piedras a los cristales (o cualquier otra acción delictiva) castigada por la sociedad. Pero eso también se debe a que hemos estado sometidos a estas normas desde antes de nuestro nacimiento. E aquí la segunda pregunta: ¿creéis que los seres humanos tendrían un comportamiento más “salvaje” y ajeno a las normas sociales impuestas por la comunidad si éstas no existieran?
La protección que nos proporciona la comunidad puede entenderse en la obra (y fuera de ella) tanto como algo físico como psicológico. Todos somos conscientes que a la hora de vivir en comunidad con alguien (véanse nuestros propios compañeros de piso), nosotros mismos somos los que nos privamos de ciertos comportamientos que pueden no agradar al prójimo. Ya sea a pequeña escala, creemos que de algún modo sí se sacrifican algunas libertades personales cuando vives en sociedad. Como vosotros bien decís, no implica necesariamente el “ir practicando el vandalismo”, pero también sabemos que hay casos y casos.
¿Tendrían las personas un comportamiento más “salvaje” si no fueran por esas normas? Eso nadie prodría asegurarlo, pero seguro que la soledad no es muy razonable.