Tristeza y creatividad
Hace tiempo leí un artículo sobre un experimento en el que dos personas hacían un collage con los mismos materiales a su disposición pero tras ser sometidos a distintos estímulos.
El trabajo del individuo sometido a humillaciones y críticas previas resultó ser mucho más bello y profundo del que había recibido sólo estímulos positivos
¿Es posible, entonces, que la figura del artista atormentado tenga base científica?
Siempre tendemos a asociar a las grandes mentes creativas –desde poetas y cantantes a publicistas de la ficción televisiva- con vidas trágicas, sufrimientos amorosos y abuso de drogas y alcohol.
Muchos dejamos los trabajos para el último día porque en realidad creemos que así nos salen mejor. Yo personalmente, podría haber pasado toda la tarde del viernes pensando en qué escribir para este blog, y sencillamente no ocurrírseme nada. Y es ahora, bajo la presión de las últimas horas, cuando las palabras fluyen mejor.
Con angustia, con tristeza y con dolor somos más creativos. La historia lo dice y ahora algunos experimentos empiezan a confirmarlo.
Será que cuando todo va bien, no queremos mirar dentro de nosotros mismos, nos conformamos, nos dejamos llevar. Y sólo cuando algo falla la mente despierta del letargo y con un poco de suerte lo que sale es Arte.
Hoy más que nunca tenemos a nuestro alcance millones de estímulos de todo tipo para ser más creativos que nunca. Probemos, lloremos, fracasemos un par de veces y experimentemos como sólo se puede hacer en la veintena. Rimbaud con nuestra edad escribía ya su último libro…
Pérez Gestal, S3C
Posted on 26 Marzo, 2012, in Sen clasificar and tagged 2010-2011, Arte, creatividad. Bookmark the permalink. 4 Comentarios.
Yo creo que la poesía sobre todo nace de instantes de tristeza. El poeta que ha estado sometido a fracasos amorosos por ejemplo, recoge mejor su dolor que su felicidad en muchos casos. Y en esto me acuerdo mucho de Pedro Salinas con su “si me llamaras…”
El poeta es quizás el caso más visible de cómo las vidas tristes se plasman de forma más bella sobre el papel. Pero Virgina Woolf, por ejemplo, también tuvo una vida desgraciada y escribió novelas magníficas, muy distintas a las de, por ejemplo Edith Wharton, nacida en una familia acomodada.
Totalmente de acuerdo. Es en los peores momentos cuando creamos nuestras más bellas obras, ya sean dibujos/cuadros, prosa o poesía, etc. No creo que sea por la presión del momento, sino simplemente porque nos dejamos llevar. Estamos tan metidos en el problema que no nos importa en absoluto contar el problema de una forma o de otra. Meternos en lo más hondo de nosotros mismos.
Es cierto lo que dices pero, paralelamente con la tristeza y los momentos de angustia, la presión y el estrés pueden ser otros buenos alicientes para crear; a veces bajo presión, igual que con la escritura automática -que, de algún modo, es todo lo contrario- puede salir a la luz nuestro subconsciente.