Somos cuatro compañeras de clase que ya había trabajado juntas en más de una ocasión, ya sabíamos cómo funcionábamos en grupo y cuáles iban a ser las principales dificultades a las que teníamos que enfrentarnos. Por delante íbamos a tener varias entrevistas, encuentros, reflexiones y mucho, mucho que trabajar. Así que había que organizarse.
A mí me gusta llevarlas las cosas con tiempo, con calma. Saber que vamos bien y podemos tomarnos un descanso si lo necesitamos. Si estoy trabajando bajo presión, muy probablemente me salgan mal las cosas. Así que yo me encargaría de la organización del grupo, acordando lugares de encuentro, horas, entrevistas y citas de trabajo.
También me encargaba de contactar con Elba, Alicia y Bea para recordar cuáles eran las tareas que teníamos pendientes. De esta forma, nunca se nos pasaría nada por alto, porque yo pequé de pesada y cada poco tiempo sus móviles estarían sonando. Además, la noche anterior a cada actividad o encuentro, siempre dejaba un mensaje en el grupo que teníamos para organizarnos y, así, refrescaba cuál era el lugar de encuentro y la hora a la que habíamos quedado.
El pasado día 28 de febrero, habíamos acordado tener una entrevista con un chico árabe que está viviendo en Santiago de Compostela. Resulta que este chico, llamado Tarik, es amigo de nuestra compañera Beatriz y, gracias a eso, no nos fue muy difícil concertar una entrevista con él. Sí que hubo algunos problemas, sobretodo porque él tiene clase por la tarde y nosotras por la mañana, con lo cual, nos iba a ser un poco difícil coincidir.
Encontramos un hueco aquel jueves por la mañana y a Tarik también le venía bien; eso sí, siempre y cuando fuera a primera hora de la mañana. Decidimos que la entrevista tendría lugar a las 9:00 en la cafetería Babel. Nosotras procuramos llegar diez minutos antes para recibirle pero, en realidad fue él quien nos recibió a nosotras, pues nuestra compañera Bea, pese a vivir al lado de Babel se retrasó unos minutos en bajar.
A esa hora, pasadas las 9 de la mañana, Babel estaba cerrado; así que nos metimos en la cafetería del al lado y pedimos unos cafés antes de empezar la entrevista. Mientras bebíamos algún que otro sorbo de café caliente, muy bien recibido con el frío que hacía, charlábamos con Tarik, que se mostraba, al principio, poco receptivo. Pasados unos minutos, fue cogiendo confianza con nosotras y, en el momento en el que encendimos la grabadora, comenzó la entrevista.
Esa fue, podemos decir, la primera actividad que llevábamos a cabo en nuestro trabajo del TS. Quedamos más que satisfechas con su resultado. El siguiente paso era transcribir la entrevista y plasmar lo más interesante de ella en el post grupal que deberíamos subir al blog dentro de 15 días; pero, antes de eso, aprovechamos pequeñas anécdotas derivadas de ese encuentro para añadirlas e ilustras con ellas nuestros post individuales.
Desde el punto de vista de la organización, no funcionamos mal como grupo. Eso sí, parece que la puntualidad no es nuestro punto fuerte… No hubo en día en el que no nos tuviéramos que esperar las unas a las otras en la puerta de Babel o, directamente dentro ya, porque siempre, siempre había alguien que llegaba tarde. Pero aparte de eso, que tampoco es tan relevante, nuestra organización iba bien.
Había veces que con el “recordatorio grupal” no era suficiente y tenía que encargarme de avisar a alguna persona en concreto y explicarle por segunda, tercera o incluso cuarta vez, en qué consistía la actividad que teníamos que realizar, dónde habíamos quedado, a qué hora, para qué o cuál era la parte del trabajo que le correspondía una vez lo hubiéramos repartido.
S1C
Barbón Concha, Loreto.