Posted on 28 Febreiro, 2014, in Lecturas e filmes and tagged , , . Bookmark the permalink. 3 Comentarios.

  1. “No hables con ningún desconocido”. No había caído en la cuenta de ese aspecto en el origen de la desconfianza. Es cierto que ya se nos enseña desde pequeños que no debemos confiar en los demás, pues representan un posible peligro. Sin embargo, es comprensible. Las personas no solo temen por ellas, también lo hacen por sus allegados. La propuesta que haces sobre la educación en la infancia me parece una forma de reducir esa desconfianza, pero al mismo tiempo es una cuestión bastante complicada, ya que los niños son muy influenciables. No sé cómo podría orientarse, en realidad. Suena como un “Confía en las personas, pero no en todas”. La pregunta es, como siempre, la misma: ¿En quién?

    PARDO CREGO, ALICIA 142.A04

    • Tienes razón. A un niño no se le puede decir que confíe en todas las personas porque no vivimos en un mundo seguro por desgracia. Pero si se puede educar de forma que aprenda a confiar en las personas en base a ciertos criterios o aspectos que aseguren que ese ciudadano es de fiar. Cierto es que de un desconocido no te puedes fiar de el en un primer momento. Pero tampoco es cuestión de meter el miedo en el cuerpo y pensar que todos los desconocidos nos van a robar o a hacer cosas perversas.
      García Chouciño, Alejandro 141 C05

    • Tienes razón en lo que dices. Pero yo creo que tampoco se puede exceder en esa desconfianza de lo anónimo porque finalmente acaba provocando una mayor inseguridad. El miedo nunca es la solución.
      García Chouciño, Alejandro 141 C05

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