Firmas invitadas II: Carlos Martínez

Carlos Martínez (d) junto al profesor Jorge Sobral en una conferencia | ©Andrea Oca

Carlos Martínez (d.) junto al profesor Jorge Sobral en una conferencia | ©Andrea Oca

Hace más de diez años, cuando me preparaba para asumir la coordinación de la  Asociación Itínera, tuve la ocasión de asistir a un seminario sobre la relación entre terapeutas y enfermos.

No entendí nada.

El 21 de diciembre del 2012  fue el día más lluvioso del año.  Aunque la fecha ya era señalada por los mayas que  decían  que iba a ocurrir  nosequéfenómenocósmico, para nosotros era el viernes en que íbamos a disputar el I Torneo Solidario Hospital Psiquiátrico de Conxo contra un equipo formado  por personal y amigos de la Oficina del Peregrino. La cantidad de agua que cayó sobre el terreno de juego había convertido el campo en un barrizal y  los rivales estaban discutiendo sobre  la conveniencia o no de salir a jugar.

Los Tornillos  (ese es el nombre de nuestro equipo)  formamos en círculo en mitad del campo mientras el chaparrón nos empapaba. Pese al mal tiempo nadie había desertado en aquel equipo formado por voluntarios y usuarios de los dispositivos de Salud Mental  cuyos rasgos más definitorios eran el tabaquismo compulsivo, el asma y una exagerada predisposición al sobrepreso. Sin embargo nadie se había excusado de participar en el  que para nosotros era el partido de la temporada.

 Me dispuse a dar las últimas instrucciones tácticas antes del encuentro:

“Ejem”- carraspeé nervioso, mientras intentaba recordar lo que me habían dicho en aquel seminario hacía casi una década, sobre cómo motivar a las personas  con trastornos y crear cauces de comunicación para  que surgiera  la relación fraternal y el amor libre.

 “¡Atención, señoritas!” – grité.  Éste, sin duda, era un buen comienzo.

“Tengo dos noticias, una buena y otra mala. La mala es que no tenemos puñetera idea de jugar al fútbol. La buena es que hoy no vamos a hacer deporte…  ¡Hoy seremos las señoras de la limpieza! ¡Y vamos a fregar el campo!”.

De manera entusiasta los quince jugadores tomaron sus posiciones (tuve que explicarles a cuatro de ellos que tenían que ocupar el banquillo porque sólo puede haber once titulares). Los rivales, animados por nuestro ejemplo y de manera imprudente, también saltaron al  campo de juego.

Ganamos 6-1.

Animados por la superación del desafío  todos los jugadores  han  retomado  sus estudios  académicos  y, en algunos  casos,  ya han obtenido su correspondiente titulación.

Actualmente sigo sin saber nada de cómo comunicarme de manera especial con las personas con Trastornos Mentales Severos. Me fijo en la parte de la frase que pone personas y dejo la otra parte  a los terapeutas especializados.

 A día de hoy tampoco he aprendido a jugar al fútbol.

CARLOS MARTÍNEZ UZAL,

COORDINADOR ASOCIACIÓN ITÍNERA

Posted on 12 Maio, 2014, in Posts grupais and tagged , . Bookmark the permalink. Deixar un comentario.

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