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Down Compostela: Yo tampoco veo la diferencia

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Las semanas van pasando desde que comenzamos nuestro trabajo con los chicos de Down Compostela, y como ya comentamos en el post grupal, el ambiente tanto con ellos como con la asociación y sus familias es cada día mejor. Vamos conociéndonos, atreviéndonos a entablar conversación y sobre todo viendo que son muy pocas las cosas que nos separan. Y de eso es precisamente de lo que me gustaría hablar en esta publicación.

Dejando a un lado el tema académico y centrándome en el ámbito personal, poder acudir los viernes a las sesiones de ocio de Down Compostela y conocer a personas con Síndrome de Down es una experiencia tremendamente positiva. Hasta hace poco más de un mes nunca había tenido la oportunidad de conocer a alguien con estas características, e imagino que como muchos otros, tenía una idea totalmente distorsionada y equivocada de la realidad.

Aunque suene a tópico que lo diga en la situación en la que me encuentro, trabajando con una asociación de personas con Síndrome de Down, lo cierto es que estos chicos y chicas son gente normal y corriente, sin más. En la última sesión me encontré charlando con una de las chicas sobre maquillaje (y me dio un buen consejo, por cierto); y hace un par de semanas una de las compañeras me presentó a su novio, con el que lleva ya unos cuantos años de relación. Todas conversaciones completamente distendidas, naturales, como las que podría tener con cualquier otra persona que estoy conociendo.

Detalles como estos (aunque no son los únicos) me han llevado a plantearme lo mal informados que estamos sobre el Síndrome de Down y sobre cualquier tipo de discapacidad en general. Es tremendo el modo que tenemos de colectivizar a las personas, de discriminarlas o sobreprotegerlas cuando tan siquiera conocemos como son o que son capaces de hacer.

Seguramente si les diéramos la oportunidad de darse a conocer y de mostrarse tal y como son, todos dejaríamos de ver la diferencia.

Gómez Basadre, Isabel 142.D01

¡Seamos los media!

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Eso, convertirse en emisores de su propia información, es lo que necesitan las asociaciones y organizaciones (de cualquier tipo) de hoy en día. Los medios de comunicación de masas actuales se nutren con la información que les proporcionan las agencias de comunicación como Reuters o EFE. La información está institucionalizada, politizada e internacionalizada, por lo que la labor de las organizaciones más modestas no tiene cabida en las parrillas informativas.

Para combatir esta situación y como se explica en la lectura, las agrupaciones, sobre todo las pequeñas en las que se concentran los colectivos marginados de la sociedad, comenzaron a emitir su propia información, primero para favorecer la comunicación interna entre ellos.

Pero en la era de la información en la que vivimos hoy, esta auto-información interna se les quedó pequeña. Las organizaciones necesitan darse a conocer, transmitir su modo de funcionamiento y sus idearios para ganar afiliados, conseguir apoyos y financiación.

 Esto es algo que todos los que estemos trabajando en esta asignatura con algún tipo de organización podremos apreciar, necesitan casi desesperadamente llegar al resto de la población, bien para sacar de la marginación a sus integrantes o bien para dar a conocer sus ideas, lo que pueden aportar al conjunto de la sociedad. El problema llega cuando en algunos casos, el prestigio que trae ser conocidos públicamente hace que se priorice ese afán informador al propio trabajo que se debería realizar como colectivo, algo que por desgracia pasa de manera muy habitual. Darse a conocer es importante y está bien, pero la clave será siempre la de cumplir los objetivos de grupo. 

Gómez Basadre, Isabel 142.D01

Dime qué comes y te diré quién eres.

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El documental “We feed the World” es una dura crítica al sistema de producción de alimentos que rige hoy en día en los países desarrollados. Muestra un sistema de producción de alimentos “low cost”, donde la calidad de los consumibles es menos importante que la rapidez con la que se producen y el beneficio que se obtiene de su venta.

A pesar de que en el siglo XXI los controles sanitarios y de calidad  son avanzadísimos y toda la sociedad podría manifestar un alto nivel de exigencia en cuanto a calidad, lo cierto es que las prisas en las que vivimos inmersos nos hacen buscar una comida rápida, con buen sabor y saciante, que por tanto suele incorporar un alto contenido de conservantes y estar cocinado con aceites de mala calidad, además de tratarse en su producción con abonos y piensos químicos. Esto, a la larga, perjudica la salud de todos los consumidores.

Esta situación, que la mayoría de la sociedad conoce pero a la que hace caso omiso, podría combatirse apostando por el comercio local. Comprar en la plaza, en tu barrio, es la garantía de que estás comprando productos artesanos y de calidad. Otra solución sería dedicar más tiempo a la preparación de los alimentos. Pero desde luego, es necesario recuperar las buenas costumbres. Lo rápido no es saludable.

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Gómez Basadre, Isabel 142.D01

Radio Favela, la voz de los sin voz

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Radio Favela cuenta la historia de 4 chicos de Bello Horizonte, una de las favelas más grandes de Brasil, que cansados de escuchar por radio programas que no les aportaban nada decidieron crear su propia emisora para tratar los temas que interesaban a la gente de su entorno y ayudar a su comunidad.

En la película, que está basada en hechos reales, podemos ver como el descontento de las autoridades con la emisora aumenta al tiempo que esta gana adeptos, hasta el punto de que intentan cerrarla en varias ocasiones. Radio Favela es, por tanto, el reflejo de una realidad que lleva entre nosotros casi desde que nacieron los medios de comunicación: al poder no le interesa que la información sea libre, el poder quiere la información bajo control y usarla solo a su favor; y también la muestra de que la resistencia a la autoridad es posible solo con palabras, con la verdad, como si esta fuera “una ametralladora disparando palabras contra el sistema”.

Además, en el  filme está presente otro tema clave: el poder comunitario. A través de la radio toda la favela trabaja unida, buscando una salida común a sus problemas. La emisora dota a Bello Horizonte de identidad, apoyando sus costumbres, expandiendo su cultura y defendiendo los derechos de sus habitantes. Un claro ejemplo de como un pueblo marginado y sin voz, trabajando unido, puede auto gestionarse y hacerse escuchar.

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Por suerte para las comunidades marginales, Radio Favela FM no es el único ejemplo de radio comunitaria. En el año 1991 un hospital psiquiátrico de Buenos Aires decidió comenzar un proyecto terapéutico para los internos nuevo hasta el momento: una emisora de radio a la que llamaron La Colifata, que pronto se hizo notar fuera de los muros del hospital. Un par de años después, el modelo de La Colifata se extendía a numerosos países del mundo repitiendo éxito, y la bebida isotónica Aquarius decidió hacer a sus precursores protagonistas de un spot que los hizo conocidos a nivel mundial. 

Con casos como el de Radio Favela y Radio La Colifata podemos reafirmar la idea de que la comuciación es poder.

Gómez Basadre, Isabel 142.D01

 

Hablemos del Síndrome de Down

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Después de varias semanas trabajando con chicos y chicas con Síndrome de Down mi curiosidad se ha despertado. La mayoría de nosotros reconocemos las características de una persona con Down y podemos apreciar si sufre esta patología; algunos (seguro que no todos) sabemos que se produce por una alteración genética, pero más allá de esto… ¿Qué conocemos sobre el Síndrome de Down, una de las discapacidades que se da con mayor frecuencia? Desde que Down Compostela nos abrió sus puertas, creo que demasiado poco.

Para empezar la mayoría de nosotros, principalmente por desconocimiento, nos referimos al Down como una enfermedad. No podríamos estar más equivocados, las personas con Síndrome de Down no están enfermas ya que no pueden “curarse” ni paliar los “síntomas” de su síndrome con ningún tipo de tratamiento. Es más, muchísimas personas con Down están completamente sanas.

El Síndrome de Down se produce por una alteración genética que normalmente aparece en la pareja de cromosomas 21, a la que se suma un cromosoma más (trisomía 21). De esta manera, sus células tienen un cromosoma extra, sumando un total de 47 en vez de 46. Esta agrupación errónea se produce de forma natural casi en el mismo momento en el que se forma el feto, y es la responsable de la discapacidad que sufren los afectados del síndrome. En este vídeo se explica de manera muy gráfica qué es lo que sucede en este proceso: http://www.youtube.com/watch?v=EA0qxhR2oOk

Este error de la naturaleza es el que hace que las personas con Síndrome de Down sean un poco más lentas, tengan unas características físicas específicas o les cueste un poco más aprender, fijar conceptos. Pero a pesar de esto con refuerzos, paciencia y sobretodo con una educación que se adapte a sus necesidades, los chicos y chicas con Down pueden realizar cualquier tarea cotidiana con la más absoluta naturalidad y sin necesidad de ningún tipo de ayuda.

Muchas personas se dirigen a la gente con Down con lástima, posiblemente porque no saben que, al igual que todos los demás, son personas independientes y felices que solo necesitan que se conozcan sus diferencias para poder integrarse.

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GÓMEZ BASADRE, ISABEL 142.D01