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Uma onda no ar
Radio Favela es una película brasileira basada en hechos reales que cuenta la vida de unos chicos que viven en los suburbios de Belo Horizonte que sueñan con hacer una radio comunitaria buscando el bien colectivo del barrio de chabolas donde viven. Lo que empezó siendo un sueño, terminó convirtiéndose en realidad para Jorge y sus amigos.
Esta película nos permite conocer la situación de los suburbios y ver cómo se defienden los individuos dentro de la comunidad ya que, en esta radio, se informaba de las redadas policiales, ataques de narcotraficantes y los ciudadanos podían hacer denuncias sobre cualquier tema y que la comunidad los ayudase. Hacia el final de la película, cuando le rompen a Jorge todos los aparatos de la radio, se ve cómo toda la comunidad recolecta dinero para que pueda volver a emitir. Eso es porque la radio ayudaba a la comunidad, los protegía, les hacía sentirse más seguros y a conocerse unos a otros.
Radio Favela tiene un final feliz y es que, en el año 2000 consiguieron la licencia legal para emitir. Veinte años tardaron pero mereció la pena. Hoy en día, siguen existiendo y están en antena las 24 horas del día. Podéis escucharlos aquí:
http://www.raadios.com/radio-favela1067-fm-belo-horizonte-minas-gerais-brasil
Además, la película da pie a reflexionar. Tiene un gran trasfondo social y político. Nadie tiene la culpa de nacer en una favela, en una chabola o de ser simplemente pobre y que nadie espere nada de él. Nadie tiene culpa de ver como la sociedad lo desprecia una y otra vez hasta que no queda otra que robar, traficar o matar para poder comer y sobrevivir, esto es Radio Favela. Los sueños de jóvenes marginados por una sociedad podrida, corrupta y sumergida en un capitalismo atroz, en un neoliberalismo que machaca cada vez más al pobre y engorda cada día a los que más tienen. Por lo menos esta película muestra que siempre quedarán jóvenes con sueños e ilusiones que lucharán con su talento para que, a pesar de no tener recursos, puedan ser escuchados.
Búa del Río, Silvia BCP.101
¿Vivimos en un mundo seguro?
Zygmunt Bauman, en el epílogo de su obra En busca de seguridad en un mundo hostil, defiende que echamos en falta la comunidad porque echamos en falta la seguridad. Seguridad necesaria para una vida feliz pero el mundo en el que vivimos, para él, es cada vez más incapaz de prometerla y ofrecerla.
¿Estamos de acuerdo con él? ¿De verdad vivimos en un mundo inseguro?
La verdad que sí ya que las condiciones de vida así lo son. Los periódicos muestran esa inseguridad en sus páginas relatando abusos sexuales, asesinatos o robos y la opinión pública cree que limpiar las calles de estos delincuentes urbanos es la mejor de las medidas para restablecer la seguridad pero, en mi opinión, si no sabemos prevenir o si no tenemos un organismo capaz de hacerlo, esto seguirá ocurriendo, con protagonistas diferentes pero siempre se repetirán los hechos. Por ello, la pregunta es: ¿Somos capaces de prever, tenemos un organismo capacitado?
No. Aunque se intente. Ya vimos en el cuatrimestre pasado, aunque nos limitásemos a hablar de la seguridad en Internet, ejemplos de personas inocentes que por poner un tweet de broma se les deportó, un niño que hizo un juego de palabras y vino la policía antiterrorista a buscarlo a su colegio o a una tienda que se enteró antes que su propio padre, que una chica estaba embarazada. Para los que no lo hayáis visto os dejo el vídeo:
http://www.youtube.com/watch?v=5992zvskJz4
¿De verdad podemos llamar a esto seguridad o es una tapadera? ¿Funciona bien este sistema? Bajo mi punto de vista, no. Las autoridades siguen sin prevenir delitos y nosotros cada vez tenemos menos secretos. Evidentemente, esto es un ejemplo de inseguridad vinculado a Internet pero pueden darse hechos peores.
Por otro lado, Bauman defiende que vivimos en ciudades cada vez más densas y heterogéneas. Debemos de saber crear un proyecto comunitario que conserve su variedad para que la vida urbana siga siendo estimulante pero, al mismo tiempo, hacer que la ciudad sea depurada de la variedad demasiado rica y extensa como para sentirse seguro en ella. ¿Podemos conseguirlo? ¿Sabemos dónde se encuentra el equilibrio perfecto? ¿Creéis que existe? A mí parecer, es imposible. También presenta los principales cometidos de la comunidad: Conseguir igualdad y recursos necesarios para reconvertir el destino de los individuos y ofrecer garantías colectivas. ¿Podríamos conseguirlo actualmente o somos una comunidad demasiado individualista? ¿Tenemos los medios necesarios y estamos concienciados para hacerlo? Yo creo que no y además, pienso que la seguridad es un concepto, pero no existe en toda su totalidad.
Búa del Río, Silvia BCP.101
“El periodismo, como la prostitución, se aprende en la calle. La universidad ya acabo con los periodistas”
Tinta Roja es una película peruana que cuenta los comienzos de Alfonso Fernández como periodista. Al principio, era un joven entusiasta, recién salido de la facultad, que soñaba con viajar a Barcelona o París para trabajar en las grandes editoriales pero, al empezar las prácticas en el periódico sensacionalista El Clamor en la sección de policiales, y conocer a su jefe, el señor Faúndez, un hombre lleno de vicios, se vuelve como él y olvida eso que aprendemos en la facultad de no aceptar retribuciones a cambio de silencio, ser fieles a la verdad o intentar ser objetivos.
Para comenzar, me gustaría hacer una pequeña reflexión sobre lo que le dice el jefe, el primer día de trabajo, al chico “El periodismo, como la prostitución, se aprende en la calle. La universidad ya acabó con los periodistas”. Yo estoy totalmente en contra de la segunda parte de esa frase. Pienso que la universidad, es un buen sitio para que, todo periodista, aprenda las bases de lo que espera que el día de mañana sea su trabajo y, lo más importante, a forjarse como persona. Si no fuese así ¿Qué estamos haciendo? ¿Para qué invertir cuatro años estudiando? Pero, al mismo tiempo, sí es cierto que un buen periodista se forja en las experiencias vividas, a base de contar historias, de redactar noticias…
Hubo varias cosas en la película que me llamaron la atención. En primer lugar, la vida tan llena de vicios del señor Faúndez. Tiene una mujer con la que está por pena, un hijo con deficiencia mental, una amante periodista y, cada vez que cubre la noticia de un marido asesinado, consigue ligarse a la viuda, además, fuma, bebe, se droga y se inventa elementos de la noticia para que la historia sea más morbosa. Al principio, el periodista principiante no compartía esta actitud, pero, a lo largo de la película, se ve como su compromiso ético desaparece y va copiando, cada vez más, a su jefe hasta convertirse en casi iguales.
También me llamó la atención el fotógrafo. Cada vez que iban a un lugar, hacía recordar a los familiares de las víctimas la vida de los fallecidos hasta que los hacía llorar y empezaba a sacarles fotos cuando estaban hundidos. Ni el jefe ni el becario le dijeron nada hasta que, un día, mataron al hijo con discapacidad del jefe y él entró en cólera contra todos los periodistas y fotógrafos que se encontraban a su alrededor. También el padre de Alfonso Fernández se vio implicado en una trama con muchos muertos detrás y el periódico El Clamor decidió no publicar la información. Fernández, después de esto, decidió poner fin como redactor de este medio ya que él, quería publicarlo.
Aunque esta película es ficción, nos refleja situaciones que vivimos en la actualidad. La prensa amarilla todos sabemos que vende pero no refleja la esencia de lo que para mí significa el periodismo. Os dejo un enlace de casos de prensa amarilla bastante recientes de medios de tirada nacional conocidos por todos. No olvidemos que hay malas y buenas prácticas en los medios que se ven en el enlace (aunque vaya a enseñar las malas) y eso es por el compromiso que tiene cada periodista con la sociedad a la que sirve.
http://llegalaultima.wordpress.com/2012/08/28/periodismo-espanol-y-sensacionalismo/
Búa del Río, Silvia BCP.101