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¿Tú, como profesional, cómo te mides?

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Empezamos la entrevista con el director técnico de Investigación e Innovación de la USC, Rogelio Conde Pumpido, dónde lo habíamos dejado anteriormente con el profesor José Carlos Bermejo Barrera,: la excelencia. Se corrobora, el proceso de selección y clasificación de los grupos de excelencia es realizado por la Xunta de Galicia, al margen de la universidad. Los criterios que se siguen son para valorar –o intentarlo –la productividad y producción.

Y continuamos hablando de lo que nos compete, la comunicación, la cual valora de la siguiente forma: la comunicación dentro de la comunidad científica es verdaderamente importante, además es la base mismo de la actividad investigadora. La actividad se nutre y crece sobre la base de la comunicación, bien a través de la publicación de su actividad a través de revistas, artículos o publicación de resultados o a través de seminarios, interacción propia y colaboración entre grupos.

Pero cuando le preguntamos acerca de qué papel cumplen en la divulgación de los resultados de investigación, este nos habla de una relación bidireccional con el gabinete de comunicación.

“Creo que es una relación en las dos direcciones pero.. siempre condicionada por la capacidad y recursos que tenemos.”

Sin embargo, como nos contaba el propio director de este gabinete, Lois Celeiro, esta relación no siempre se cumple por ambas partes.

También nos habló de una cultura comunicativa que nos sonó un poco a humo, y por ello, tras preguntarle sobre esto, nos confirmó que sí había habido períodos en los que existían una estrategia comunicativa específica pero que en la actualidad estas habían caído.

Él es consciente de que serían necearias y que la situación mejoraría si la divulgación estuviera contemplada de manera estricta. Aun así el cree que es un deber que ya está recogido el divulgar. Se pregunta: un investigador, un profesor de la universidad es una persona cuyo sueldo está destinado a pagar su dedicación de 240 horas de docencia al año en la carrera, si multiplicas por 2 por lo que le lleva prepararlas, son 500 horas. ¿Qué hace con las otras 1200? Las otras 1200 están destinadas a investigar y a divulgar. Y en su sueldo, en sus competencias y en sus funciones, eso también está.

El tiempo y el reconocimiento no deben ser una excusa para que no se lleve a cabo la comunicación a la sociedad. Espera que se establezca un plan comunicativo, mejor que el que tuvieron en su tiempo.

 

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CSIC, ¿ejemplo de divulgación?

En este post vamos a intentar salirnos de la dinámica en la que llevamos trabajando estos meses. Dejando a un lado a los excelentes investigadores de la USC, hoy nos movemos a otra estructura de la comunidad científica: el CSIC. Hemos tenido el placer de contactar con una investigadora y –hasta ahora no muy visto –divulgadora científica del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Nieves P. Vidal. Por ello,  pasaremos a realizar una comparativa de la comunicación y relación ciencia sociedad.

En cuanto comienzan a correr las preguntas sobre comunicación, la respuesta resulta similar en CSIC y la USC: para que se concedan proyectos, se tiene en cuenta tan solo las publicaciones científicas, nada del trabajo de divulgación. Ella, que sí divulga, contesta de la siguiente manera ante motivos por los que no hacerlo:

Académicamente el tiempo que necesitas para preparar divulgación es muy grande. Puede ser que sí se necesitase su valoración a la hora de hacer  proyectos. Si yo pido un proyecto científico el hecho de que yo haga divulgación no está reconocido en ningún sitio. En ese sentido hay gente que no quiere hacerla porque si necesita dinero y es muy dependiente de la financiación que entra piensa que si le dedica una semana a divulgar y luego no le da tiempo a publicar donde tiene que hacerlo no le compensa. Entonces eso yo también lo entiendo.

Y propone, como divulgadora concienciada, dar margen: hay gente a la que le cuesta más, entonces no creo que deba ser obligatorio que todas las personas hagan actos de divulgación. Pero a lo mejor, todos los grupos de investigación deberían hacerlas como grupo. Que lo haga una persona. Creo que es un derecho de la sociedad el saber lo que hacemos.

Mientras no se reconoce, Nieves, cree en la importancia de establecer un vínculo entre la ciencia y la sociedad. Por ello, ha realizado actividades de divulgación dirigidas a centros escolares e institutos; aunque ha debatido sobre el tema que nos compete, la relación ciencia y sociedad, en diversos debates televisivos.

El CSIC  obliga a transmitir –al igual que la USC, a la comunidad científica –, por lo que ha publicado en más de 20  revistas científicas. Y en cuanto a la relación con la comunidad científica nos cuenta que el se realiza de forma personal a través de proyectos en común o de congresos dos o tres veces al año, a los que esta científica ha contribuido en una treintena de ocasiones.

En cuanto a políticas comunicativas, según nos informa la responsable de  comunicación Ana Bellón Rodríguez, el CSIC cuenta con un organismo que permanece en contacto con los investigadores para que, cuando finalicen un proyecto y este resulte de interés, poder preparar al Gabinete de Comunicación y llamar a los medios, dándose voz al investigador.

Viendo que el panorama fuera de la USC es similar en cuando a divulgación, ¿creéis que este debe ser un hueco para los periodistas a la hora de trabajar o que los científicos deberían poner más por su parte, como Nieves Vidal?

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EXCELENCIA: BREVE HISTORIA DE UNA PALABRA VACÍA

Para estudiar las comunidades científicas, hemos querido tratar también qué es eso de los “grupos de excelencia” que escuchamos por la USC. Aprovechando la experiencia del investigador Bermejo, le preguntamos sobre cómo se decide qué grupos de investigación trascienden a la sociedad, es decir, cómo se adjudica el calificativo de “excelente”.

“Excelencia es una palabra que suena muy bien pero eso no es nada. Hay unos baremos que se hacen, se establecen unas puntuaciones y son grupos de excelencia porque unos funcionarios les llaman así, no porque lo reconozca todo el mundo.”

 Esta es una respuesta a por qué a los investigadores no les interesa tener un impacto sobre la sociedad. Bermejo nos habla de otros sistemas internacionales de reconocimiento, en los que la excelencia se asigna por cuántas citas se le hacen a determinado autor –es decir, ya que no se leen todos los trabajos se estudia cuántas veces acuden a ellos otros investigadores – o por la movilidad de los profesores.

Sobre lo primero, en contraposición con la USC, nos dice: “en Humanidades, se midieron las citas nacionales de todos los profesores. Se hizo un ranking, y en la franja del número 1 al 5, Santiago tenía 5 ó 6 profesores, que eso no los tiene en ciencias, pero no se le dio relevancia.”

 En cuanto a la movilidad nos cuenta que, como hay campos de estudio demasiado extensos y la producción de artículos es inabarcable, se mide el prestigio por lo que un profesor se mueve. “Tú eres profesor aquí de algo de Física. Si tú eres buenísima y yo soy el decano de la Facultad de Física de otra Universidad, te llamo y te pregunto: ¿María, tú cuánto ganas? Contestas, yo gano 15.000. Pues yo te pago 30.000. Entonces, el prestigio del profesor se mide de esta manera: por cómo se mueve y cuánto gana”.

 ¿Y por qué no valora esto la USC? Porque las universidades aquí son núcleos cerrados que no permiten la movilidad.

 Y si no son las citas, ni la movilidad… ¿entonces qué? Acreeditaciones, baremos de los que hablaba al comienzo. “La USC concede la excelencia a aquellos que siguen unos criterios que establecen la Xunta y Madrid. Es decir, que cumplen, que suman puntitos. Que dan tantos puntitos por artículos, tanto puntitos por no sé que.”

 ¿Y en qué se traduce esto? En que la excelencia queda reservada para los veteranos, ya que conseguir acreditaciones se consiguen con el tiempo.

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Al que tiene se le dará

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Nuestro grupo ha realizado una entrevista a José Carlos Bermejo, profesor e historiador de la USC, cuya profundidad nos ha obligado a dividirla en cinco apartados: financiación, grupos de excelencia, diferencias ciencia social-ciencia pura en cuanto a la investigación, comunicación y proyección de futuro.

En este primer post, abordaré un poco el primer tema de la financiación, no exento de polémica, como veremos ahora. Esto es lo que opina el profesor Bermejo en cuanto a los criterios de financiación en la USC.

Teoriza primero mostrando cómo debería ser: “en principio la investigación se financiaría por proyectos, tienes que saber lo que quieres investigar y especificar punto por punto todos los apartados y el presupuesto que necesitas en cada apartado. Imagínate que yo hago un proyecto y necesito contratar tres personas. Tendré que detallar el número de contratos, su tipología, y la remuneración. En principio toda la financiación sería por proyectos, es una financiación finalista, tú no puedes pedir un dinero que no vayas a utilizar.”

Pero rápidamente pasa a mostrar lo que considera graves errores: “Bueno, eso en principio, porque en el caso concreto de la Usc, de la Xunta, se convive con una financiación a mi modo de ver bastante discutible. En realidad, la financiación de los grupos de investigación se rige por un principio que los americanos, que lo tienen muy bien estudiado, llaman el efecto San Mateo.

En el evangelio según San Mateo, dice Jesús: “en verdad, en verdad os digo, que al que tiene se le dará, y al que no tiene, incluso se le quitará”. En España, los resultados de los proyectos anteriores no se piden muchas veces. Hay gente que tienen proyectos de investigación no avalados por los resultados, pero los consiguieron por haber tenido dinero en un principio, ése es el “efecto San Mateo”. Un parámetro para que te den dinero es haber tenido dinero.

¿Qué opináis de esta peculiar característica de las comunidades universitarias?

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Crítica desde dentro

Sin investigación no puede haber futuro para la economía de un país, puesto que conocimiento y riqueza son sinónimos, y por ello cualquier recorte en los fondos destinados a este fin es casi una sentencia de muerte”. José Carlos Bermejo Barrera

 

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Fotografía: VTelevisión

 

A partir de hoy, nuestros post estarán centrados en José Carlos Bermejo, Catedrático de Historia Antigua en la Universidad de Santiago de Compostela. Y pensaréis, por qué hablar con este señor que no tiene nada que ver con nuestro equipo de investigación. Pues bien, hemos elegido a este personaje para continuar con nuestro proyecto puesto que es conocido a gran escala, además de su trayectoria profesional, por sus múltiples críticas del sistema y, lo que a nosotros nos interesa, de las unidades de investigación de las universidades.

Mañana, jueves 12 de marzo, tendrá lugar el esperado encuentro con Bermejo Barrera y podremos, posteriormente, mostraros su punto de vista sobre cuestiones relativas a financiación, diferencias en el tratamiento ciencia social-ciencia pura en cuanto a la investigación, grupos de excelencia, etc.

En una entrevista concedida a los alumnos del curso anterior, Bermejo refleja su total desacuerdo frente a la relación investigación-comunicación de la Universidad de Santiago de Compostela y es por ello que queremos profundizar más en el tema: “En la Universidad de Santiago no hay ninguna política de comunicación transparente. La concepción de difusión de información que tiene la universidad sigue un modelo claramente narcisista triunfalista. No existe ni el más mínimo atisbo de crítica en nada de lo que informa la universidad. Es decir, que las universidades no tienen ningún problema ¿no? Esto obedece a una política de silencio estructurado, como una mafia. Los descubrimientos que publican en el diario digital son una coña. Parece que en la USC salvan a la humanidad todos los miércoles”.

 

Aquí os dejamos un artículo publicado por Bermejo Barrera en La Voz de Galicia en el que habla justamente de investigación: ¿Qué es un investigador?.  También nos gustaría que tuvierais la oportunidad de ver esta entrevista de VTelevisión de la que se puede sacar mucho jugo. Y, finalmente, en este otro enlace, podréis ver fragmentos de obras u artículos críticos del mismo en Fírgoa.usc.es

 

SOBRAL DIZ, AMANDA. 152.A05

¿Confiamos en la ciencia?

«Comprender la crisis de la ciencia depende de una correcta teoría de la situación social presente, pues la ciencia, en cuanto función social, refleja las contradicciones de la sociedad.» Max Horkheimer

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En la ponencia Ciencia y sociedad de la Acción CRECE se ha planteado el análisis de algunos de los problemas centrales que surgen en la interacción del avance científico con las estructuras sociales y, particularmente, de la recepción de dicho avance por los individuos y grupos sociales en España.

La mayoría de las áreas de la ciencia y de su aplicación a la satisfacción de necesidades sociales no presentan hoy un perfil problemático para el grueso del público, y muchas de ellas son vistas como claramente beneficiosas. Sin embargo, en el cuadro general de las percepciones de la ciencia por la sociedad española de este último período temporal destaca un aspecto diferencial respecto a otras sociedades europeas, de la mayor importancia a la hora de conceptualizar los programas de acercamiento entre ciencia y sociedad y de diálogo entre comunidad científica y público: una de las sociedades más optimistas y con menos reservas ante la ciencia.

Hace 41 años, el 7 de julio de 1973, falleció el filósofo y sociólogo alemán Max Horkheimer, uno de los intelectuales de mayor influencia en la primera mitad del siglo XX. Horkheimer fue un promotor de la teoría crítica a partir del programa del Institut für Sozialforschung y a partir de sus clases como profesor de Filosofía Social en la Universidad de Frankfurt am Main.

Max Horkheimer observó con sospecha las transformaciones del mundo moderno, de la racionalidad y de la cultura de masas. Sus ideas sobre el totalitarismo se entrecruzan con la crítica a la ciencia positiva y a la metafísica, desplegándose de ellos, una crítica a la racionalidad instrumental.

Para los que quieran saber más sobre la teoría sociológica de Max: Lecciones de sociedad 

SOBRAL DIZ, AMANDA 152.A05