En mi anterior post hablaba sobre la denuncia de la Federación de enfermos mentales por el trato “denigrante” que estos reciben en la serie La que se avecina. No obstante, existen en la ficción televisiva ejemplos de cómo tratar bien al colectivo.
Expertos en psiquiatría alaban algunos papeles en los que se interpreta a gente con problemas de salud mental, ya que se pueden convertir en modelos positivos de comportamiento. Ejemplo de ello son Carrie Mathison (Homeland) -que padece trastorno bipolar- o Sheldon Cooper (The Big Bang Theory) -síndrome de Asperger-. Los protagonistas se ganan el aprecio del público, ayudan a desestigmatizar el hecho de padecer una enfermedad mental y generan una mayor comprensión y simpatía hacia las personas afectadas.
A pesar de que Sheldon odie el contacto social, no sea empático y no entienda la comunicación no verbal, consigue ser aceptado y formar parte de una comunidad. En The Big Bang Theory se ridiculiza su comportamiento, pero vemos cómo consigue superar sus patologías gracias a la interacción con los demás personajes y el aprendizaje de tácticas de integración social. Por su parte, la protagonista de Homeland, Carrie, sufre un trastorno bipolar que la aleja de su trabajo en la CIA, pero su personaje es presentado como una heroína capaz de desenvolverse incluso mejor que sus compañeros. Según el doctor Victor Pozios, «alguien con trastorno bipolar puede identificarse con el personaje y decir “si ellos pueden superarlo, nosotros también”».
En la asociación Itínera se visionan películas en las que hablan de los problemas que muchos de ellos padecen, y les ayuda a verlo como algo que pueden superar. Asimismo, en los debates se tratan temas como el de los “fan fatal” o los ermitaños, de modo que puedan ser críticos con este tipo de comportamientos.
Sin embargo, vuelvo a encontrar en la televisión ejemplos de personajes con problemas en los que quizás nunca habíamos reparado, tales como Homer Simpson, Bob Esponja o Dora la Exploradora. Reflexionando sobre los dicho anteriormente, creo que estos personajes pueden incluso causar el efecto contrario. Su público son los niños, ¿saben ellos distinguir cuando un comportamiento es o no el adecuado? Y lo peor. Al no dejar claro que padecen estos trastornos, ¿están ayudando a los niños que los imitan?
Pérez Álvarez, Lucía 142.E03